Monte Picayo

Monte Picayo…24 de marzo de 2013…un grupo de intrépidos aventureros se adentraron en la espesura del bosque, dejando atrás las comodidades de la civilización…estaban preparados para afrontar retos imposibles, peligros imprevistos y sensaciones inolvidables… y todo ello iba a empezar en pocos minutos…

… entonces sonó el despertador, ¡a levantarse!  y nos preparamos para la excursión que teníamos prevista para ese domingo…nuestro “meteorólogo” particular nos informó de una probabilidad baja de lluvia (25% y menos de 1 litro por metro cuadrado) así que nos pusimos nuestras mejores galas de “monte” y nos fuimos de excursión.

Peregrinación en coche hasta los pies del Casino (¿alguno se quedaría allí?) y primera lección de naturaleza… un lagarto ocelado (Lacerta lepida) “en conserva”. Paco lo había encontrado cerca de allí el día anterior y lo trajo para enseñarlo a la chiquillería. La verdad es que causó sensación, lástima no verlo en vivo.

Empezamos el camino suavemente hasta que tras las primeras subidas un poco más empinadas decidimos, sabiamente, parar a almorzar…nos reunimos con Emilio, las malas lenguas decían que había acudido corriendo desde Massalfassar,…

Con más fuerzas seguimos el camino hasta parar un momento en el Claro de Luna, allí descubrimos una de las zonas de práctica de escalada y que, a pocos metros, estaba el coche de Emilio…

Seguimos hasta las antenas y, más adelante, Monte Picayo (372 m). Las vistas, preciosas, el ambiente, espectacular, y una Papilio machaon que pasaba por allí…

Bueno, habrá que pensar en la comida, el cielo está cada vez más negro y las miradas a nuestro hombre del tiempo eran más “incisivas”. Bajamos a la  “ermita” de la Virgen de la Milagrosa para el avituallamiento. El jefe de la expedición tuvo que dejarnos (asuntos personales según dijo como excusa) y allí quedamos comiendo.

Y llovió…poco, menos de un litro por metro cuadrado…”ya os lo había dicho” comentó alguien…así que optamos por bajar, por si acaso.

Si subir fue bonito, bajar impresionante, una senda en zig-zag por la ladera del monte desde donde pudimos disfrutar de más paisajes hasta llegar al coche y terminar esta bonita excursión que nos dejó muy claro que muy cerca de nosotros podemos disfrutar y emocionarnos con la naturaleza…